miércoles, 6 de mayo de 2009

Crónica del 1º de Mayo en Madrid

El pasado Primero de Mayo los trabajadores, convocados por los sindicatos y apoyados por los partidos de izquierda, salieron a la calle con una fuerza renovada. En las últimas convocatorias se había puesto de manifiesto el declive de una cita que sumaba cada vez menos asistentes. Esta última se preveía que iba a ser numerosa aunque había dudas al ser la segunda manifestación en quince días.

Afortunadamente la marcha de este año fue un éxito. No juntamos el millón de personas que se dieron cita en París, pero sí se dobló la participación que acudió el día 17 de abril y, lo más importante, el ánimo de los participantes era de lucha. Las medidas tomadas para salir de la crisis económica ha dejado la sensación de que, si la clase obrera no se moviliza, será ésta la que termine pagando la salida de la misma.

Abría la marcha la pancarta principal firmada por los sindicatos, detrás los grupos políticos y organizaciones de mujeres, organizaciones juveniles y por los derechos humanos, colectivos de inmigrantes y un amplio número de grupos ecologistas, del movimiento vecinal y sobre todo, mucha gente joven.

La izquierda estuvo representada por nuestro partido y por Izquierda Unida, aparte de los mozalbetes de Juventudes Socialistas que, cosa curiosa, no portaron las banderas constitucionales que lucen en otras convocatorias. Para esta ocasión prefirieron ponerse el traje republicano.

Fue, la tricolor, la bandera más ondeada. Había, eso sí, algún manifestante que portaba la rojigualda con el lema “España no es una propiedad privada”. Este grupo participó sin el menor contratiempo. Su bandera ni cautivó a nadie, ni fue causa de ningún incidente. Es de esperar que los “rojigualdos” tengan el mismo nivel democrático cuando la tricolor aparezca en algún acto en el que sean ellos (y ellas) mayoría.

El PCE, la UJCE e Izquierda Unida marcharon uno junto a la otra, con una comparsa muy animada, bien organizada y mostrando, como el conjunto de los colectivos allí presentes, unas ganas de avanzar hacia una mayor movilización, es decir, hacia la huelga general.

Si todos tenían claro que esta crisis la debían pagar los que la han provocado, y esa idea no era sólo consigna de dos o tres, casi había unanimidad en reconocer, o si se quiere en no descartar, una acción más contundente en el caso de que las cosas se pongan feas.

Se echó de menos, eso sí, algún material del partido que explicase con detalle qué propuestas tiene la izquierda radical para salir de la crisis. No solamente qué instrumentos se van a tener que utilizar para hacer presión, sino sobre qué programa vertebrarlo.

Lo cierto es que el Primero de Mayo del 2009, al menos en la manifestación de Madrid, ha sido una prueba de que existe un sector de la clase trabajadora que no está dispuesta a que le pasen el rodillo, a tirar por la borda muchos años de lucha, muchos derechos conquistados y que el sacrificio no debe, de ninguna de las maneras, contemplar la pérdida de derechos o el ahondamiento en las condiciones precarias de trabajo.

Saber que se cuenta con esta disposición, y que quienes están por la labor de ir un paso más allá no son cuatro gatos, es más que un estímulo para nuestra organización para seguir peleando, movilizando y dirigiendo una salida a la crisis que beneficie a las clases trabajadoras de nuestro estado.













No hay comentarios:

Publicar un comentario